Crakeroner

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lunes, 21 de marzo de 2011

Miedo


Eran las seis de la mañana y tuve una pesadilla que no llego a recordar exactamente. Lo que sí recuerdo es que me desperté llorando y con un nudo en el estómago. Me pregunté qué es lo que sentía. Decidí quedarme un rato más sobre la cama para reflexionar sobre aquello que recorría cruelmente todo mi cuerpo como si del mar, en una tempestad chocando contra un acantilado se tratase.
Tras un rato tirado sobre las sábanas, húmedas a causa de mi sudor, me di cuenta de que tenía miedo. Miedo a no saber cuándo se acabará todo. Temía que me quedasen pocos días. Aún sigo sin saber de dónde salió tal atroz idea.

Uniendo piezas del puzzle de la vida, conseguí recordar aquello que hacía tiempo que soñé: Era la imagen de un niño, cuyos rasgos faciales me resultaban familiares, llorando sangre, con arrugas en la cara, como si el tiempo lo hubiese desgastado. 

Entonces encontré el significado de aquella pesadilla: Aquella imagen del niño que vi éramos todos nosotros. Y las arrugas en la cara eran marcas del paso del tiempo. Aquél sueño impactó en mí, pues me di cuenta de que tenía miedo, miedo a tener ochenta años y haber dejado que el tiempo viva por mí en vez de haber vivido, yo, mi vida.

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